El objetivo central en la formación de nuestros alumnos es colaborar en el desarrollo de su interioridad. Cuando hablamos de interioridad, nos referimos a una visión integral y orgánica del ser humano. Lo medular es un encuentro en el centro de nuestro mundo interno. Un encuentro que nos reconcilia e integra con los otros, con nosotros, y con Dios, si le damos la oportunidad. A la vez que buscamos integrar en el interior, la invitación es en el mismo movimiento a constituirnos con los demás. Esto supone expansión, es decir, salir de sí mismo, pero desde sí mismo, para llegar a los otros que nos componen y complementan. Y supone, como dice el Padre Arturo Peraza, expandir nuestras capacidades y competencias, no en función de nosotros, sino en función de ese camino de integración que se realiza en el servicio. La integración se expresa como experiencia de amor y servicio.